Asentiré con la cabeza
Me morderé la lengua
Caminaré al brío de tu látigo
Me cortaré el cabello
Me arrodillaré ante tus dioses
Aprenderé tu idioma
Me despojaré de mis costumbres
y de mi nombre.
Tarde o temprano aprenderás
que todo es en vano
porque en cada árbol, roca y río;
en el viento y en la lluvia,
en el silbar de las aves,
en los rayos del Sol,
en todas las estrellas,
en cada pequeño insecto,
yace mi espíritu
y ese no puedes domarlo,
Ese es inmortal.
Estas montañas no susurran.
No guardan secretos ancestrales.
No te engullen con su fuerza
ni cantan historias
a través de una esmeralda capirotada.
No se agitan con los vientos.
Han sido domadas.
Reseñas de libros